El modelo de la bicicleta
Entendiendo la acción de liderar como capacidad de influencia para conseguir un objetivo o hacer realidad un deseo, es necesario aprender a influir positivamente en nosotros mismos para estar en disposición de poder influir en nuestro entorno y en los demás.
Si queremos avanzar, progresar y alcanzar nuestras metas transitando por un contexto cada vez más árido y complejo, es posible que necesitemos un vehículo imaginario / virtual que bien podría parecerse a una bicicleta.
El impulso y la motricidad que se genera en la rueda trasera (RT) de nuestra bicicleta virtual podemos identificarlo con el nivel de conocimientos y técnicas indispensables para poder desenvolvernos con éxito tanto en el ámbito profesional como en el personal. Es indudable que las exigencias actuales en este sentido son cada vez mayores.
Asimismo es obvio que el camino que debemos recorrer tiene un trazado complejo y de gran exigencia, por lo que debemos tener un dominio absoluto de la dirección que tomamos en cada momento. En la rueda delantera (RD) de nuestra bicicleta imaginaria se concentra el desarrollo de nuestras habilidades de relación y comunicación, factor determinante para poder interactuar con éxito con las personas que conforman nuestras redes de relación personal y profesional.
Es imprescindible, hoy en día, contar con un vehículo (bicicleta) equilibrado (RT/RD), cuya puesta a punto se centra en renovar conocimientos y desarrollar habilidades de manera paralela y constante para afrontar los retos del futuro.
Tiene sentido que la analogía se concrete en una bicicleta porque nunca avanzaremos sin esfuerzo: el Impulso realizador concentrado en los pedales de la máquina nos llevará directo a nuestra meta.